Queen + Adam Lambert, el espectáculo definitivo

Queen y Adam Lambert brillaron la semana pasada con dos llenos en el Wizink Center de Madrid, un espectáculo que conquistó a un público entregado
  • Stufish
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No voy a negar que siempre he defendido que Queen murió cuando Freddie Mercury nos dejó huérfanos, bajo esa premisa, es necesario hacer muchos paréntesis. No tuve la fortuna de ver a la banda original, pero sí fui a dos conciertos en Madrid con Paul Rodgers, yo iba a ver a Brian May y a Roger Taylor, las cosas como son, iba a escuchar las canciones que me han emocionado durante toda mi vida y, aunque adoro la voz de Rodgers, me sacaba de quicio escuchar en los shows canciones de Free y Bad Company. Tampoco quería escuchar en el segundo concierto, ya en 2008, temas del disco que sacaron juntos, 'The Cosmos Rock', un trabajo flojísimo que nunca me aportó nada. Aún así disfruté mucho de los dos conciertos.

Hace unos meses, cuando me enteré que volvían a España con Adam Lambert, decidí empaparme del proyecto y me puse el documental con el que querían justificar esta unión. Me creé entonces una imagen de un cantante que parecía mostrar en cada canción todas las técnicas vocales que conocía, odié los gorgoritos que hacía y no pude entender la extraña fusión, comprendí más que nunca la decisión de John Deacon de no formar parte de este proyecto.

Pero no quería perder la oportunidad de volver a ver a May y Taylor sobre las tablas y, esta vez sí, con un repertorio que sabía que no podía fallar. Llegaba al show con las expectativas bajas, pero fue levantarse la corona que adornaba el escenario y pensar que aquello no iba a ser lo que yo esperaba, claro, que comenzaron con un cañón, “Now I'm Here”, un temón que me hizo ver que Lambert no era el mismo del documental, que tras años con Queen había decidido que mostrar todas las técnicas vocales están bien, pero solo para ciertos momentos y ahí fue cuando me conquistó.

Con ese cambio en mi cabeza empecé a disfrutar más de lo que me imaginaba, el medley de “Tear It Up”, “Seven Seas of Rhye” y “Hammer to Fall” me hizo vibrar, pero el primer momento en el que se me erizó la piel fue con “Somebody to Love”, Lambert estuvo pletórico y May derrochó emoción, aunque hubo algo que me preocupó, ya que me pareció que Roger Taylor estaba más flojo de lo habitual, quizás por eso llebavan un percusionista de refuerzo, los años pesan.

La magia no desaparecía, todo complementado con una serie de efectos visuales de primer orden, tan reales que no fue hasta el segundo tema cuando me di cuenta de que, en lo que parecían palcos de teatro en el fondo del escenario, había personas reales, que parecían más sobreexcitados que yo mismo. Sono “Killer Queen” como un tiro y una inesperada “Don't Stop Me Now” que no solía ser parte del repertorio de los Queen originales.

Cambiaron las visuales y se abrió un nuevo acto con Taylor cantando “I'm in Love With My Car”, pero se había subido Lambert a una moto que apareció en el centro de la pista para interpretar sobre ella “Bicycle Race” y resurgir con clásicos como “Fat Bottomed Girls”, “Another One Bites the Dust” y “I Want It All”.

La oscuridad se apoderaba del Wizink Center para iluminar a un Brian May que se dirigía al final de la pasarela con una acústica para brindarnos uno de los momentos más especiales de la noche: “Love of My Life”, un tema brillante que terminó con Freddie Mercury cantando en la pantalla junto a May, yo creo que a todo el pabellón se le saltó unas lagrimillas, las mismas que a Brian cuando terminó la interpretación. El set acústico continuó con “'39” y “These Are the Days of Our Lives” a la que se incorporó Taylor para cantar cerca de May arropado por un público que supo apreciar la sensibilidad del tema. Se unía al set Lambert con “Crazy Little Thing Called Love” y “Under Pressure” con Taylor haciendo las funciones de Bowie.

Así acababa este nuevo acto que daba paso a un nuevo escenario que recuperó el espíritu de “A Kind of Magic”, “I Want to Break Free” y un “Who Wants to Live Forever” que nos hizo pensar en esa última etapa de Freddie.

Aunque nunca he entendido muy bien el solo de guitarra que hace Brian May en solitario, este me pareció más que conseguido, precisamente porque no forma parte de un lucimiento técnico, sino que llena un espacio sonoro que se completó con un baile de planetas en torno a él, subido a una plataforma a unos 10 metros del suelo. “Tie Your Mother Down” aparecía como aperitivo a la traca final, que comenzaba con “The Show Must Go On”, a la que imprimieron una fuerza descomunal, pero llegó el momento de incitar al público a participar en “Radio Ga Ga”, quizás el momento más excitante del espectáculo, precisamente por ser todos uno con la banda. No podía terminar el acto pre-bises sin “Bohemian Rapsody” que nos rompió el corazón, espléndido May, dentro de su traje de luces.

Faltaba aún dos clásicos, pero de repente, antes de los esperados bises, Freddie nos hizo cantar su “Ay-Oh” ya mítico, esto me lo guardo para el recuerdo eterno, así tras el “Fuck you” de Mercury comenzaban los tambores de “We Will Rock You” apoyados en las palmas y pisotones de todo el Wizink, la Red Special de May derrochaba energía y un Lambert, que lucía corona, haciendo lo que le daba la gana con la voz. Necesitábamos todo corear la última canción que nos hacía campeones del mundo, “We Are the Champions” cerraba un espectáculo que me dejó sin palabras y me cambió la mente con respecto a lo que pensé que iba a ver, la próxima vez no voy a ver a May y a Taylor, iré a ver a Queen + Adam Lambert.

Aquí puedes ver el concierto completo

RockFM