El motivo por el que Bruce Dickinson rechazó participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona

El vocalista de Iron Maiden pudo haber competido como esgrimista en 1992

Tiempo de lectura: 3’

Si personificamos la definición de polifacético, no nos queda más remedio que ponerle el rostro Bruce Dickinson, porque el vocalista de Iron Maiden es mucho más que el líder de una de las bandas más importantes de la historia del Heavy Metal: también es empresario, piloto de avión, profesor de historia, maestro cervecero, escritor y esgrimista. Esta última faceta es la que le llevó a estar a punto de engrosar la lista de deportistas de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992.

Dickinson descubrió la esgrima durante su adolescencia, por pura casualidad, ya que su interés deportivo en ese momento apuntaba hacia otra disciplina: el boxeo. En una entrevista para AXS TV, el músico confesó que un complejo con su altura le llevó a interesarse por el pugilismo: “Quería ser boxeador porque quería pelearme con gente. Porque soy bajito y ya sabes que la gente que no es muy alta tiene problemas. Quiero decir, mira a la gente bajita célebre, como, por ejemplo, Napoleón. Si hubiera sido boxeador, hubiera estado bien. ¡Pero no! Tenía que ir a conquistar el mundo y todo eso. Así que pensé que ser boxeador hubiera sido una forma sana de quitarse todos estos complejos”, continúa Dickinson. “Sin embargo, no daban clase de boxeo en mi escuela ni ningún tipo de arte marcial”.

Un día, uno de sus profesores, que sabía trabajar el metal, le descubrió el mundo de la esgrima “por accidente”: “Apareció un día con Excalibur, un enorme mandoble. Dijimos: '¡Guau! Señor, eso mola un montón'. Y él nos contesta: 'Os puedo enseñar a hacer una de estas, y también puedo enseñaros a usarla'”.

Y es que este señor también daba clases de esgrima. “Un puñado de nosotros nos apuntamos”, recuerda Dickinson. Fue el deporte que se me acabó dando bien así que, obviamente, seguí con él. Estoy muy feliz de haberlo hecho”.

Tras su llegada a Iron Maiden en 1981, Dickinson siguió entrenando hasta posicionarse como el séptimo mejor tirador de Reino Unido. Esto le abrió las puertas a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, pero rechazó la oferta al no poder compatibilizar el entrenamiento que habría requerido su participación con su carrera en la música. Aun así, con el paso de los años ha seguido dedicando todo el tiempo posible a su pasión deportiva, y a sus recién cumplidos 66 años ha asegurado al diario The Times que entrena hasta cuatro veces por semana: “Me gusta practicar esgrima unas cuatro veces por semana. Solía entrenar con el equipo olímpico británico en los ochenta, pero cuando llegué a los cuarenta pensé: "Vamos, ¿qué haces compitiendo con chicos de 18 años? Ahora he cambiado el florete, que es muy rápido, por la espada, que es más táctica. He encontrado un club increíble en Francia, lleno de esgrimistas increíbles que me dan una paliza. Eso me da algo a lo que aspirar: ¡quiero llegar a la fase en la que sólo el 75% de ellos me pateen el culo!"

Hace tan solo unos meses Dickinson publicó su séptimo trabajo en solitario, el álbum ‘The Mandrake Project’, y, por supuesto, sigue al frente de Iron Maiden. Es innegable que le gusta mantenerse ocupado: cuando no está de gira, Dickinson vive entre Londres y París, donde comparte un apartamento con su esposa Leana Dolci. En esta misma entrevista confesaba que, fuera de la música, es un hombre de costumbres y al que le gusta cuidarse, levantarse temprano y comer sano, alejado de la imagen estereotípica del rockero: "La locura del rock'n'roll envejece muy rápido. O al menos lo hizo conmigo. Duró alrededor de un año. Iron Maiden nunca ha sido un estilo de vida, siempre se ha centrado en la música. Así que pensé, si voy a seguir con esto de cantar, tengo que hacer otra cosa para mantener vivo mi cerebro".

RockFM