Así pegó Black Sabbath a un miembro de Cactus para luego “reventar” a unos skinheads: “Atravesó la pared”

Los ingleses sabían tocar casi tan bien como pelear
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Geezer Butler, bajista de Black Sabbath, ha recordado cómo Tony Iommi pegó a un miembro de Cactus tan fuerte que atravesó una pared, así como el momento en el que toda la banda “dio una paliza de muerte” a una banda de skinheads con pies de micrófono y guitarras como armas.

Si es cierto que los de Birmingham ahora son tipos bastante tranquilos a día de hoy, en su juventud eran verdaderas bestias hambrientas de fiesta, drogas y, en resumen, cualquier cosa que les hiciera daño. Ahora, en una entrevista con Matt Pinfield (vía Ultimate Guitar), el bajista ha recordado esta emblemática pelea con Cactus durante la primera gira americana de los británicos: "Creo que fue el último concierto de la primera gira americana. Hicimos un concierto con Cactus. Estábamos allí, y luego tocaba esta otra pequeña banda con la que había estado Bruce Springsteen, pero era desconocida en ese momento en particular. Pero Cactus nos hizo pasar un mal rato. Ya sabes, ellos eran la banda establecida y estaban como: 'Quiénes eran estos ingleses que venían aquí' y todo eso".

"Cactus bajó del escenario y acusaron a Tony de robarles las drogas. Tony dijo: '¿De qué estáis hablando?' Ellos dijeron: 'Bueno, teníamos todas nuestras drogas envueltas en esta toalla, y ahora la toalla ha desaparecido, así que debéis haberlas robado'. No recuerdo cuál de los miembros de la banda acusaba a Tony de robar sus drogas, pero Tony le dio tal golpe que atravesó la pared".

Black Sabbath contra los skinheads

Pero Iommi y los suyos no acabaron allí. De vuelta en Reino Unido, el mánager de la banda, como solía ser costumbre en aquella época, les estaba intentando estafar con el dinero que les debía. Mientras negociaban, un grupo de skinheads se fijó en Geezer con muy malas intenciones.

"Había tres variedades diferentes de skinheads en Inglaterra. La primera eran los mods, que se convertían en townies, y los townies se convertían en skinheads. Su enemigo acérrimo era cualquiera con el pelo largo o los moteros. Tocamos en Weston-super-Mare, una ciudad costera de Inglaterra".

"Y, como de costumbre, esto fue con nuestro primer manager. Hacíamos esos conciertos, íbamos a por el dinero y nos decían: 'Oh, no, ya se lo hemos enviado a vuestro mánager'. Así que, en este concierto, nuestro mánager nos prometió que recibiríamos el dinero al final de la noche. Así que dimos el concierto y fui a ver al que estaba organizando el espectáculo y le dije: "¿Dónde está nuestro dinero?" Y me dijo: "Ya se lo he enviado a vuestro representante".

"Yo era el contable de la banda en ese momento. Así que salí a la cabina telefónica y llamé al mánager, volviéndome loco con él. Y mientras tanto, todos esos skinheads rodearon la cabina telefónica gritando: '¡Mata al grasiento, mata al grasiento!'. Porque, si tenías el pelo largo, solían llamarnos "grasientos". Así que pensé: "Oh, no, no tengo dinero y los cabezas rapadas me van a matar a patadas'. Así que fingí seguir hablando por teléfono, empujé la puerta y volví corriendo al concierto, les dije a Tony y a Ozzy que no podía hablar con el mánager porque todos esos skinheads me amenazaban con matarme".

Tony decidió no quedarse parado, y lideró a la banda, una vez más, llevándoles hacia la batalla con instrumentos y equipo como armas: "Y entonces, Tony dijo, '¡Vamos, a por ellos!'. Tony nunca se eschaba atrás en una pelea. Así que cogimos los soportes de los micrófonos, las guitarras y todo eso, salimos y les dimos una paliza de muerte".

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